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Iván Redondo, el maestro en la sombra

La figura del spin doctor, un asesor político que controla el poder y el relato mediático a su antojo, se ha hecho un hueco en España. Aunque ubicamos más este papel en Estados Unidos, poco a poco ha ido cogiendo fuerza y se ha demostrado que aconsejar (dando respuestas a las dudas), animar, analizar, pensar la mejor estrategia a seguir y negociar (buscar lo mejor para el político/a en cualquier escenario) no esta al alcance de todos los profesionales de la comunicación política.

En las últimas décadas, han ido apareciendo figuras importantes que están a la altura de los personajes políticos que se encuentran en el blanco mediático. Una de las personas más influyentes y destacadas del momento es Iván Redondo, un consultor político español y jefe actual del gabinete de la Presidencia del gobierno de Pedro Sánchez. Un profesional de la comunicación política que se ha ganado el derecho a que sus decisiones sean importantes. Un millennial proactivo, astuto y reservado

Pedro Sánchez e Iván Redondo Pedro Sánchez e Iván Redondo


Redondo nació el 1981 en San Sebastián. Es un adicto a la política de salón y al circo electoral estadounidense. Fan de el Ala Oeste de la Casa Blanca. A los 25 años, empezó a posicionar candidatos en el mercado y ha trabajado más de una década para el Partido Popular, para figuras cómo Mariano Rajoy y Xavier García Albiol. Y lo que es mejor, él mismo se define como ‘un simple asesor’. Uno de los factores clave para trabajar en este mundo y no caer en el error de la ideología y que la opinión pública te ubique en cualquier bando político. Porque es muy importante trabajar para conseguir la excelencia profesional y no para pretender acceder al poder.

La pasión de Redondo lo llevó a fundar la empresa de consultoría Redondo & Asociados Public Affairs Firm. La implicación, el sacrificio y el esfuerzo que se necesitan para crecer en el ámbito del asesoramiento y consultoría política van de la mano con él.

Entre 2012 y 2015, asesoró a José Antonio Monago en Extremadura, teledirigiendo el Gobierno regional del PP. Conoció a Pedro Sánchez en 2016 y congeniaron. En un perfil que realizó El País el pasado mes de julio, se destaca que Redondo y Sánchez tenían un estilo similar de medir, analizar y actuar. Se define a Iván como un ‘tipo normal, agradable y poco dado a ceremonias. Es precavido, mide sus palabras y lanza con soltura pantallas de humo. Sus colaboradores aseguran que es un jefe comprensivo, que no levanta la voz ni se pone nervioso. Define la política como ‘el arte de lo invisible’. Solo se altera cuando se le acusa de ser un táctico y no un estratega: alguien más centrado en el mensaje urgente y las soluciones directas, rápidas y emocionales, destinadas a un electorado pixelado, que en saber exactamente adónde se va y cuál pueden ser las consecuencias de cada decisión’.

No es exagerado decir que Iván Redondo es una de las personas más influyentes del momento. Y no por su afán de ser un personaje público. Más bien al contrario. El director de gabinete de Pedro Sánchez es un experto en comunicación política que sabe gestionar el mensaje y la agenda del presidente. Con un rostro misterioso y reservado, encarna la figura perfecta del primer ministro en la sombra. Un hombre poderoso, influyente, estratégico y metódico al que no le recae el peso de la Moncloa. No es fácil controlar la agenda, asesorar al presidente y tener controlado todo el entramado político del momento. Se adapta al hoy y al mañana, sabe improvisar pero siempre con un análisis exhaustivo del asunto en cuestión debajo de la manga.

Es su estratega, coordina a los ministerios, es el eslabón con Podemos y tiene a su disposición un departamento de prospectiva, otro de cumplimiento de programa, otro más de economía y un último de seguridad.

Fueron méritos suyos ayudar a Pedro Sánchez a ganar las primarias a Susana Díaz y organizar lamoción de censura con la que derribaron a Mariano Rajoy. Hay que remarcar que ha ganado peso político: al formarse el Gobierno de coalición con Unidas-Podemos en enero de 2020, Redondo incorporó la secretaría de Estado de Comunicación y a él mismo en el gabinete de la presidencia. Concentró en su persona la dirección de todos los departamentos que asisten al presidente. También ha enseñado a Sánchez la necesidad de ‘amar’ por conveniencia: su flexibilidad para trabajar con un bando u otro la ha transmitido a su actual cliente (el pacto Unidas-Podemos, la mejora de la relación con Pablo Iglesias y el acercamiento a Ciudadanos o los independentistas). Lleva más de 2 años trabajando para Sánchez y es capaz de mantener el misterio: fundamental para un asesor de primera línea como él. Se aleja de las cámaras y de la prensa, es discreto y esto le puede beneficiar para su futuro. Porque ningún spin doctor se jubila sirviendo al mismo jefe ni a la misma causa.

Y asume culpas y responsabilidades políticas: la prensa y los analistas lo señalan como artífice de medidas que son responsabilidad de los políticos. Sabe que no es malo. Bienvenido sea.

Redondo cree más en las ideas que en la ideología y más en las personas que en los partidos. Para él, la política está por encima de la comunicación y el mensaje por encima de la imagen.

Me identifica su forma de trabajar, su moderación y discreción. En un mundo polarizado, lleno de extremistas y de figuras que proclaman y defienden sus posiciones casi a vida o muerte, necesitamos más asesores como Iván Redondo. La política necesita estrategia, la estrategia necesita análisis y el análisis necesita tiempo y dedicación. Y no todo el mundo sabe hacerlo.